El coaching ejecutivo puede ayudarte a lograr un mayor rendimiento y una mayor satisfacción personal en el trabajo.
Pues si bien puedes ser consciente de que necesitas realizar cambios, en el comportamiento, la mentalidad o ambos, para avanzar en tu carrera, no obtendrás los beneficios del coaching a menos que estés preparado para participar #plenamente en el proceso. Esto requiere una inversión sustancial de tiempo y esfuerzo, por lo que antes de seguir adelante, la pregunta más importante que debes hacerte es:
«¿Estoy listo para ser coacheado?»
Habiendo discutido las experiencias desafiantes de mis coachees con muchos Coaches ejecutivos consumados, está claro que la pregunta correspondiente es: «¿Este líder puede ser coacheado?»
Basándome en estas conversaciones, he podido identificar siete características centrales que diferencian a los líderes que evolucionan a través del coaching de aquellos que no lo hacen, vamos te invito a que revises estas características y si te ves en la posibilidad de cumplirlas, no dudes en aprovechar un proceso de Coaching:
Tolerancia al malestar. El coaching exitoso requiere que seas proactivo para adoptar nuevas formas de percibir y actuar. Al hacerlo, es probable que experimente miedo o bloqueos emocionales sobre nuevas realizaciones y realidades. Debes poder soportar estos períodos de incomodidad para darte cuenta de las recompensas de adoptar enfoques nuevos y diferentes.
Apertura a la experimentación. Probar algo nuevo significa tomar riesgos, y los experimentos con nuevos comportamientos pueden no funcionar la primera vez. Esperar el momento perfecto o el desempeño perfecto se interpondrá en tu camino del progreso. Si crees que ya tienes las respuestas y no estás dispuesto a explorar nuevas opciones, es poco probable que estés abierto o hagas la reflexión necesaria para cambiar.
Tienes que probar nuevas ideas y acciones, fallar, aprender y volver a intentarlo.
Capacidad de mirar más allá de lo racional. El comportamiento no es racional: está impulsado por emociones como el miedo, la ira o el orgullo. El hecho de que «sabes» qué hacer no significa que actuarás en consecuencia. Obtendrás una comprensión más profunda de tus propios comportamientos y relaciones si exploras tus dimensiones emocionales. Esta es una parte dura de un proceso de Coaching porque no estamos generalmente acostumbrados a explorar nuestro lado emocional, pero vale la pena arriesgarse.
Voluntad de asumir la responsabilidad. Es difícil cambiar si no crees que tienes el poder de dar forma a tu futuro. Culpar a la organización, al jefe, demasiadas responsabilidades, etc., impedirá tu crecimiento. Incluso si hay algo de verdad en tu razonamiento, es imposible avanzar si te ves a ti mismo como una víctima. Tienes que hacerte responsable de hacer progresos.
Capacidad de perdón. Incluso si sientes que has sido maltratado, es esencial hacer las paces con el pasado y canalizar tu energía hacia el progreso. La necesidad de «tener razón» o «mostrarles que la tienes» rara vez será útil para tí o para las personas con las que trabajas. Debes estar dispuesto a perdonar y seguir adelante.
Autodisciplina. De manera un tanto contraria a la intuición, tu desarrollo como líder probablemente requerirá que abandones las formas de pensar y comportarse que te ayudaron a tener éxito en el pasado y estar preparado para vivir con las consecuencias. Puede ser difícil para los demás aceptar cambios en tus relaciones personales o laborales. Por ejemplo, es posible que hayas tenido éxito hasta este punto al decir que sí a ayudar a tus colegas y estar disponible. Pero disciplinarse para decir no y aprender a concentrarse en lo que es importante son partes esenciales para convertirse en un líder más eficaz. Incluso si los que te rodean se enfurecen porque ya no estás disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, debes mantenerte enfocado en tus objetivos de crecimiento.
Capacidad para pedir apoyo. Finalmente, debes comprometerte con otros seguidores potenciales, no solo con tu Coach, durante todo el proceso de coaching. Tú eres responsable del cambio, pero se desarrollará más rápido si te vuelves vulnerable ante los demás (con criterio), incluidos tu jefe, tus compañeros e incluso tus subordinados directos. Comparte objetivos, pide consejo, escucha con curiosidad y, lo que es más crítico, acepta y actúa en función de los comentarios constructivos que recibas.
Es normal sentir entusiasmo y temor al decidir trabajar con un Coach ejecutivo. Comienza evaluando el grado en que tienes estas siete características, luego discute cuáles son las más desafiantes para ti. Pueden decidir mutuamente que no es el momento adecuado para proceder. Lo más probable es que te ayude a desarrollar una relación más sólida y una conciencia más profunda de cómo desarrollarte significativamente como líder a través del coaching.
Así como el testimonio del día martes que te compartí, cuando alguien se atreve a realizar un proceso de Coaching, dura para toda la vida, como a la persona que me envió el mensaje de texto, más de 6 años después.
Los siete consejos los he sacado y adaptado del artículo de Brenda Steinberg – HBR