Ana era una niña que tenía que obedecer a su padre, él era quien estaba a cargo de su educación, él fue la persona que se sentaba con ella a hacer las tareas, su padre llevaba el orden en la casa y fue quien le enseñó todo lo relacionado a las tareas, cosa que en su mente hoy se había convertido en lo mismo que podría pasar con las tareas laborales.
Ana no podía decir mucho, solo tenía que hacer lo que su padre le pedía y aprendió que si se quedaba callada le iba mucho mejor.
Ana fue creciendo y como era la hija mayor debía mantener la postura “correcta” en su casa y en todo lo relacionado con las relaciones interpersonales.
Ana fue a la Universidad, estudió y aprendió mucho y rápidamente se insertó en la vida laboral, ahí de un trabajo a otro no tuvo mucho tiempo para fortalecer el estudio en habilidades de liderazgo y fue aprendiendo en el camino.
Ana ya tiene una familia y hoy en día es directora de una marca súper importante en una gran compañía en un país grande de América Latina, tiene muchos retos como todas las Anas que están en la mitad de su carrera profesional:
- Coordinar horarios entre la familia, su bebé y el trabajo.
- Liderar un equipo donde todas son mujeres.
- Mantener un balance en sus tareas del trabajo con un líder altamente demandante
- Ponerse metas para dedicarse tiempo a ella misma.
- Hacer crecer y desarrollar la marca que tiene a cargo, para seguir creciendo en los peldaños de la compañía.
- Convencer a su madre de que ella puede con todo lo que se ha propuesto, que el ser una buena madre no es encargarse de su bebé todo el día, que tiene otras cosas que como mujer quiere hacer.
- Desarrollarse profesionalmente y seguir estudiando para crecer, y más.
Ana está aprendiendo que necesita hacerse escuchar en todos los ámbitos de su vida, pero principalmente en su trabajo, como líder de un equipo y como parte del directorio de la compañía donde trabaja; con su jefe, con sus colegas, con sus pares.
Para que Ana se haga escuchar aprendió a realizar en sus sesiones de Coaching, dos ejercicios con el cuerpo que le ayudan a olvidar lo aprendido con su padre y a poner en práctica su nuevo rol como mujer ejecutiva:
La caja de música
Cada vez que Ana necesita hacerse escuchar en una junta o reunión, ella piensa que tiene una cajita de música en su garganta y que lo que tiene que decir es tan importante que debe sacar la cajita y exponerla al frente de todos con su voz, así Ana siente que puede hacerlo dejando de recordar aquello que la mantenía en un lugar seguro con su padre.
La voz desde el pecho
A veces Ana quería sacar su voz desde el estómago, pero intentándolo se dió cuenta de que era un camino más largo, hizo ejercicios como los cantantes usando su diafragma, su pecho y su garganta para que la voz salga fuerte y clara… así Ana hoy puede ser escuchada y lidera con más facilidad y ella siente que lo hace muy bien desde este espacio de su cuerpo.
A veces olvidamos que una parte fundamental de nosotros es nuestro cuerpo, este cuerpo que nos mueve y conforma, y que es un aliado indiscutible a la hora de desarrollar habilidades de liderazgo como la de hacerse escuchar, por eso Ana hace estos dos ejercicios que aprendió con su Coach y que le sirven muchísimo a la hora de levantar su voz en todos los ámbitos de su vida.
Existen muchas maneras en que una mujer puede hacer escuchar su voz, dependiendo del contexto y de lo que quiera comunicar.
Aquí te dejo algunas posibles formas en que como mujer puedes hacerlo:
Expresando tus opiniones: comparte tus pensamientos y opiniones de manera clara y firme. Esto puede involucrar hablar en público, escribir artículos o publicaciones en redes sociales, o simplemente hablar con amigos y familiares.
Defendiendo tus derechos: y no quiero decir que salgas a romper cosas en las calles ¡no! Quiero decir que hagas valer tus derechos qué has ganado, por ejemplo permisos de maternidad, usar las horas que muchas compañías ofrecen para estar a cargo de tu familia, salir temprano los días que necesitas para estar a cargo de tus labores de madre… por nombrar algunos pocos.
Fomentando la participación política: registrarte para votar siempre, postúlate para un cargo público, o simplemente involúcrate en campañas políticas para apoyar a candidatas que representen tus intereses o si está más cerca de tí forma parte de directorios en empresas, o pide ser parte de grupos que representen a mujeres dentro de la compañía donde trabajas.
Creando redes de apoyo: Podemos levantar la voz juntas al crear redes de apoyo y organizaciones que promuevan la igualdad de género. Al trabajar juntas, podemos compartir recursos, conocimientos y experiencias para hacer que tu voz sea más fuerte y efectiva.
Desafiando estereotipos y roles de género: Los estereotipos de género limitan la forma en que las mujeres somos vistas y tratadas en la sociedad. Las mujeres podemos desafiar estos estereotipos al tomar roles y posiciones que tradicionalmente se consideran «para hombres», y al cuestionar las expectativas que se tienen sobre su apariencia y comportamiento.
Educando a otros: A veces, levantar la voz implica educar a otros sobre la discriminación y las injusticias que enfrentan las mujeres. Esto puede significar hablar con amigos y familiares, o incluso dar charlas o talleres para educar a la comunidad sobre temas de género. O puedes ser parte de una Universidad y por ejemplo dar algunas clases donde solo por el hecho de ser ejecutiva y mujer ya serás un ejemplo que otras querrán seguir.
Creando arte y cultura: La música, la literatura, el cine y otras formas de arte pueden ser herramientas poderosas para levantar tu voz. A través de la creación artística, podrías compartir tus historias y perspectivas, y hacer que tu voz se escuche.
Hay muchas formas en que tú como mujer puedes levantar tu voz. Lo importante es que te sientas segura y confiada de tu capacidad de hacerlo, y que encuentres la forma que mejor se adapte a tu personalidad y objetivos.
Esta historia está inspirada en Ana, una clienta muy querida a la que he tenido el enorme placer de ayudar a superar sus miedos cuando se trata de liderar con voz firme y segura. Ahora Ana sabe cómo liderar levantando su voz y se desempeña de una manera mucho más segura, valiente, y se hace escuchar
Aquí arriba te he dejado algunas ideas de formas genéricas de cómo puedes hacerte escuchar, también te he compartido un par de ejercicios personales (corporales) con los que Ana trabaja para esto y si necesitas ayuda para levantar tu voz o para desarrollar otras habilidades de liderazgo puedes ponerte en contacto conmigo, para que trabajando juntas como con Ana, puedas SER una mejor persona y mejor líder.