propósito de su trabajo
octubre 19, 2020

… el buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas, distribuidas al azar entre los árboles, dejó que sus ojos se posaran como mariposas en cada detalle de este paraíso multicolor.

Era un buscador y por eso descubrió sobre cada piedra una inscripción:

Abdul Tareg vivió 8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días; se sobrecogió al ver que esa piedra no era simplemente una piedra, era una lápida.

Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar, mirando a su alrededor, el hombre se dió cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción, se acercó a leer:

Yamir Kalib, 5 años, 3 semanas, 1 día

El buscador se sintió terriblemente conmocionado, mirando alrededor vio decenas de piedras con inscripciones similares… se sorprendió al ver que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los 11 años, 4 semanas, 1 día.

El cuidador del cementerio pasaba por ahí, lo vió llorar por un rato en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.

No, dijo el buscador, “¿Qué pasa con este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños, muertos, enterrados en este lugar? ¿Hay alguna maldición?”.

El anciano se sonrió y dijo “puede usted serenarse”, explicando:

En este pueblo tenemos una vieja costumbre, cuando un joven cumple 15 años, sus padres le regalan una libreta y cada vez que uno DISFRUTA INTENSAMENTE DE ALGO, abre la libreta y anota en ella, a la izquierda, qué fue lo disfrutado, a la derecha, cuánto tiempo duró el gozo.

Conoció a su novia y se enamoró de ella, tiempo que duró esa pasión enorme y el placer de conocerla una semana, dos, tres semanas y media.

El placer del primer beso… cuánto duró un minuto y medio, 2 días

y, el embarazo y el nacimiento del primer hijo.

El viaje más deseado,

casamiento de los amigos

y el encuentro con el hermano que vuelve de un país lejano.

 

¿Cuánto tiempo duró la satisfacción enorme de estas situaciones, horas, días?

Así vamos anotando en la libreta el tiempo que duran los momentos QUE MÁS HEMOS DISFRUTADO y cuando una persona muere, es nuestra costumbre, abrir su libreta y sumar el tiempo de los momentos que más se ha disfrutado para escribirlo sobre su tumba,

Porque ESE es el único y verdadero tiempo vivido.
Jorge Bucay, “Cuentos para Pensar”

Posts relacionados