Decir que queremos lograr nuestras metas y alcanzarlas, son dos cosas muy diferentes, por esto te invito a pensar en que tenemos que ser capaces de comprometernos con lo que decimos y lo que queremos lograr.
Así que pensé que podía compartirte tres estrategias que utilizo cuando me fijo objetivos, que te pueden ayudar a alcanzar mejor las metas que te propongas, y disminuir la brecha entre lo que pensaste y lo que conseguiste:
- La atención en el momento,
- El proceso de aprendizaje, y
- El compromiso
LA ATENCIÓN EN EL MOMENTO:
Cuando nos enfocamos en el objetivo final, allá lejos en el futuro, dejamos de pensar en el presente, y centrarse en las metas de resultado final desplaza nuestra atención hacia el futuro.
Entonces además de fijar el objetivo futuro, es importante identificar los procesos que queremos mejorar, aquellos que ocurren en el presente, estableciendo pequeñas metas, que las podemos llamar como metas de proceso, de esta forma nuestra atención no se distrae hacia el futuro, se centra en el momento, porque ahí es donde existe la meta.
Y con estos pequeños pasos vamos llegando al objetivo final del futuro.
LOS PROCESO DE APRENDIZAJE:
Los objetivos de resultado final nos dan una visión para dirigir nuestras acciones, pero pueden distraer nuestra atención. Nuestro deseo de conseguirlos empieza a crear expectativas de cómo creemos que debemos avanzar, y estas expectativas se basan en los conocimientos y perspectiva actual.
Estamos mirando hacia el futuro, pensando en lo que tenemos que aprender o la rapidez con que debemos aprender y esto crea frustración cuando no se cumplen nuestras expectativas y cambia nuestra atención de lo que está ocurriendo en el momento.
Es importante saber y reconocer que, cada momento tiene información en la cual necesitamos prestar atención, ya que creando expectativas y frustrándonos, cambiamos nuestra atención hacia el objetivo final y el proceso de aprendizaje se hace más lento o puede incluso inhibirse.
Al establecer metas de proceso, es decir pequeñas metas, se identifican los procesos que ocurren en el momento presente, no se crean expectativas por las que nos sintamos frustrados y simplemente esperamos aplicar los procesos en la medida de nuestras posibilidades. Este enfoque nos permite estar receptivos a la información que se revela y nos permitimos la oportunidad de utilizar esa información para aprender, no estamos mirando hacia el futuro, pensamos en lo que tenemos que aprender, estamos enfocados en el presente y somos receptivos a lo que estamos aprendiendo.
EL COMPROMISO:
El compromiso debe seguir inmediatamente a la decisión. Retardar el compromiso lo hace más débil, es más difícil comprometerse con metas a largo plazo, osea con el futuro, que con las metas y decisiones que permitan tomar medidas inmediatas, identificar los procesos (o pequeñas metas) nos permite tomar acciones inmediatas. Podemos identificar los objetivos de resultado final, pero sólo podemos comprometernos en los procesos que nos mueven en la dirección de esos objetivos.
También tendemos a ver los objetivos de resultado final como un gran obstáculo, lo que nos configura como víctimas del pensar en el todo-o-nada. Esto disminuye nuestro compromiso cuando nos encontramos con la dificultad. Nos comprometemos a no hacer nada, porque no creemos que podamos lograr el todo. Tener metas de proceso no nos focaliza en el pensamiento del todo o nada. Los procesos nos permiten comprometernos con muchos pequeños obstáculos, lo cual retroalimenta nuestro compromiso, porque
cada pequeño obstáculo es una pequeña cantidad de dificultad, que es más fácil de trabajar y conseguirla.
Así que, ¿vamos a pensar en todas las pequeñas metas de proceso para el próximo 2017?… como siempre espero tus comentarios, que son valiosas todas las experiencias.