propósito de su trabajo
septiembre 29, 2022

Todos los líderes necesitan alguna forma de evaluar su desempeño de forma constante para que puedan seguir creciendo como tomadores de decisiones, gerentes y miembros de equipos. 

Pero, ¿cuál es la mejor manera de encontrar una descripción completa y honesta de las fortalezas y debilidades de uno mismo, y luego actuar en consecuencia?

Muchos líderes se hacen constantemente estas preguntas:

  • t¿Cómo me evalúo?
  • t¿Cómo me vuelvo más consciente de mí mismo?
  • t¿Y cómo puedo convertir esa autoconciencia en un estilo de liderazgo efectivo?’

Leyendo algunos artículos de Kellogg, he sacado estos cuatro pasos que quiero compartir contigo hoy para apoyarte a ser un líder más consciente de tí mismo.

1. Mirar más allá de las evaluaciones.

Estarás de acuerdo conmigo que las evaluaciones son un buen punto de partida, hay muchas, y pueden ser útiles. De estas herramientas puedes obtener nuevas perspectivas sobre tí mismo, tus valores y tus motivaciones.

“Cualquier cosa que te proporcione un lenguaje para comprender tus patrones de pensamiento y comportamientos puede ayudar a cristalizar la autoconciencia, sin embargo el liderazgo es dinámico y, a veces, es necesario salir de la forma en que siempre has hecho las cosas y ver nuevas posibilidades” – Kellogg

Por lo que te recomiendo que no consideres estas a las evaluaciones como el final del proceso de autoevaluación, sino como el comienzo, como catalizadores para iniciar los tipos de debates que conducen a ideas importantes.

Las evaluaciones son útiles, pero no son el principio y el fin del desarrollo del liderazgo, por lo tanto cualquier herramienta de evaluación que uses debe ir seguida de una conversación con un coach, jefe o colegas de trabajo, porque es importante recibir comentarios cualitativos cara a cara, donde puedes hacer preguntas para profundizar en detalles de los cuales puedas aprender.

Esas conversaciones se pueden sincronizar con las evaluaciones, porque sus resultados hacen que la solicitud de comentarios más profundos sea el próximo paso natural. Abrir la conversación pidiendo sentarse y hablar sobre cómo podrías interpretar y actuar sobre los resultados de la evaluación, incluso pidiendo ejemplos de cómo esos resultados se han desarrollado en tu trabajo con tus colegas. La creación de un espacio para preguntas abiertas permitirá que otros se sumen a tu comprensión de cómo la evaluación podría influir en tu desarrollo personal y profesional.

Kellogg recomienda que adaptes las preguntas a la persona con quien estás conversando. 

Tu coach va a profundizar contigo.
Tu jefe tiene sus propios objetivos en lo que respecta a tus habilidades de liderazgo.
Tus compañeros pueden ser más reticentes. 

Si abordas la conversación como una oportunidad genuina para aprender, puedes ayudar a otros a proporcionar más información para desarrollar los resultados de su evaluación”.

Esto puede parecer bastante obvio pero creéme el ser evaluado y enfrentarte a los comentarios o preguntas incómodas que te ayudan a crecer, no es siempre simple, muchas veces necesitamos valentía para realizar el proceso.

2. ¿Qué puedo hacer diferente para ser un mejor líder?

La retroalimentación es más valiosa cuando conduce a información importante y procesable sobre tu comportamiento, particularidades de personalidad, sesgos inconscientes, fortalezas y debilidades. A veces, la reflexión sobre tus propias reacciones emocionales ante las personas y las situaciones te brindarán la oportunidad de crecer en la autoconciencia.

“Cualquier cosa que te brinde un lenguaje para comprender tus patrones de pensamiento y comportamiento puede ayudar a cristalizar la autoconciencia”. —Karen Cates

Tener sesiones de Coaching con un profesional o con tu propio líder es indispensable, porque te ayudarán a verte desde una perspectiva distinta, acá un ejemplo:

Es importante enfocarse en las fortalezas como: capacidad para aprender o habilidad para relacionarse y explorar formas de usar esas fortalezas para crear un mecanismo de respuesta que neutralice otros desafíos específicos. 

Sin embargo, en algunas circunstancias, la fortaleza de un líder también puede convertirse en una debilidad. Así, si valoras mucho la transparencia, la verdad y la justicia, que generalmente se entienden como rasgos positivos, a los demás podrían parecerles que estás desafiándolos, y puede resultar intimidante.

“Aquí viene la importancia de haber hecho conciencia de uno mismo, para poder decidir cuánto quieres adaptarte”. Puedes percibir el ambiente y el momento y, en ciertos casos, en lugar de insistir en «decir las cosas como son» (transparencia – verdad y justicia), podrías tratar de tener más compasión por las fallas y las inseguridades de las personas, así no resultarás intimidante.

3. No cambies solo por cambiar.

Piensa en los comentarios como información útil que te ayude a ampliar tu caja de herramientas de respuesta, en lugar de que se conviertan en aquello que alguien te dijo que había que hacer. 

Pueden haber casos en los que un líder elija decir las cosas como son como una cuestión de estrategia, sabiendo muy bien que causará incomodidad. Es importante en tales situaciones ayudar a otros a comprender tu enfoque. 

Siguiendo el ejemplo anterior: has recibido comentarios de que eres duro en las reuniones de equipo, la sugerencia es empezar comunicándote de manera diferente, como aquí: «Estoy siendo muy directo en este momento porque quiero que comprendan lo importante que es este proyecto, y no porque crea que no pueden lograrlo, hablemos de cómo implementarlo”. Esto tiene el efecto de anticipar a las personas para abordar el proyecto y comunicar tus expectativas de éxito.

También es bueno tener en cuenta que el hecho de que aprendas algo útil sobre ti mismo no significa que necesariamente tengas que actuar en base a ese conocimiento. Se trata más de escuchar y decidir, con la pregunta: dado lo que estoy tratando de hacer por la organización y por mí mismo, ¿vale la pena hacer el cambio o no? Los líderes efectivos leen la situación, descubren lo que se requiere de ellos, y eligen responder de una manera que sea apropiada, auténtica y valiosa para su equipo.

“Una vez que te vuelves más consciente de tí mismo, te sentirás mejor contigo mismo, es un proceso de aprender a sentirte cómodo en tu propia piel. Generas confianza en quién eres y luego ayudas a otros a comprender qué es valioso acerca de quién eres”.

4. Cultiva la autorreflexión específica sobre tu estilo de liderazgo.

Los líderes aprenden a cultivar la autorreflexión. Pero la autorreflexión solo ayuda si se hace con un propósito real en mente, y eso significa pensar estratégicamente sobre lo que es más importante para tí y la organización. La autorreflexión no se trata solo de mirar hacia atrás; también le permite ser proactivo en lugar de reactivo.

Puedes meditar y practicar la atención plena para lograr “momentos ajá”. Puedes escribir un diario o unirte a una mesa redonda para reflexionar sobre problemas u obstáculos particulares. O puedes recurrir al coaching ejecutivo como un medio proactivo de autorreflexión. Los Coaches brindamos la oportunidad de trabajar uno a uno para desafiar las suposiciones, reformular los problemas y digerir los comentarios.

El liderazgo no se trata solo de realizar evaluaciones, asistir a seminarios o leer artículos, tiene que ser un ser vivo.

Es útil dedicar una o dos horas cada semana a pensar en las próximas reuniones, conversaciones o presentaciones. Considera cuál podría ser tu respuesta natural en cada situación, luego considera si esa respuesta es apropiada y valiosa. ¿Cómo podrías adaptarte para ser más eficaz? ¿Qué preguntas debes preparar? Es decir, es importante practicar y reforzar tu autoconciencia.

Es un proceso continuo, aprendes, evolucionas, te adaptas. Y en el fondo de tu mente, siempre estás pensando: ¿Dónde podría agregar valor? Y ¿Cómo puedo ser mejor?

PROFESORES DE KELLOGG CITADOS

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